Veremos, dijo el maestro Zen

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La historia es vieja, capaz vieron cuando la cuenta otro Gus, el personaje de P. S. Hoffman en "Juegos de Poder" (Charlie Wilson´s War, 4 out of 5 stars segun nuestro dictamen), a mí me gusta la versión de Milton, el cetáceo albo del Peñi:


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Un día, a un chico del barrio, le regalan una moto. Una Motomel, de 100, de encendido electrónico, azul. Grossa moto. Los vecinos y los amigos están recontentos. El viejo maestro, no. Le preguntan qué le parece.

- "Veremos", dice el maestro.

Pasa el tiempo. El pibe se estrola en la moto y se rompe una pierna. Mal se la rompe. Todos los amigos y vecinos están tristes. El viejo maestro, no. Le preguntan qué le parece.

- "Veremos", dice el maestro.

Pasa el tiempo. Hay guerra y hay que ir a la guerra. Reclutan a todos los pibes del barrio. Pero el pibe de la moto tiene la pierna rota: no puede ir, se salva. Todos están contentos. El viejo maestro, no. Le preguntan qué le parece.

- "Veremos", dice el maestro.

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Ahí termina la historia. No hay chiste, nadie sabe cómo sigue. Capaz lo que pasa después era que, por culpa de un soldado menos, el país iba a terminar perdiendo la guerra, o no.

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Tanto el que festeja como el que se apena tiene que pensar en esos veremos.

¿Perdió el gobierno? Muchos intuyen que el escenario de una ratificación in extremis hubiera disparado, paradójicamente, un escenario más adverso para la institucionalidad, y yo creo que tienen razón. De ahí en mas habría muchas otras cosas para decir, pero por poner lo más concreto, el sistema de "compensaciones" que se fue articulando para lubricar el accidentado tránsito de la Resolución 125 iba a resultar muy costoso -administrativamente, económicamente- e iba a dar lugar a previsibles maniobras de elusión para hacer pasar a "grandes productores" como (falsos) "chicos" y cobrar los reembolsos. Capaz que le convenga este barajar y dar de nuevo.

¿Ganó el campo? Mientras ayer oía a la gente tocar bocina, pensaba que el sector del campo -que es un sector, no es un país- se encuentra con la maldición del ganador, tan pronto como logra su objetivo pierde la cohesión que le daba estar en contra de algo, y conste que había mucha heterogeneidad en los 36 noes de ayer, como la hay -no se engañen- en los 200.000 viandantes del acto del martes.

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En otro sentido, en cambio, yo quiero evitar el "veremos".

Estoy de acuerdo en un todo con los pensées trasnochados de Lindahl, así como antes lo estuve con otra columna más paqueta de Martin Böhmer, que quería celebrar el conflicto y ahí explicaba por qué.

Una percepción de los hechos muy generalizada, y muy de señora gorda, es que este conflicto es largo, costoso e inútil. Yo ahí me opongo, y diré que todo esto no habrá sido en vano. Quiero creer que esto ha sido un proceso -en términos históricos, ¡cortísimo!- de aprendizaje y refutación de mitos antipolíticos, y que esto nos ha hecho mejores a todos, y a la larga nos va a dar un mejor derecho.

Y sí, Lindhal, yo salgo a comprar activos argentinos.

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P.D. No hay mucho que decir jurídicamente, la situación hoy, en el escenario post-rechazo, prácticamente garantiza el éxito judicial a cualquiera que litigue contra la Resolución 125 y logre saltear las vallas de legitimación. Es evidente que pronto habrá novedades al respecto, pero no tenemos dato ni arriesgamos hipótesis.